16 febrero 2010

no sé cómo me atrevo

la palabra cabezonería viene de cabeza, también.

sigo aquí en mi burbuja. donde no hace frío, como en mi casa. ni nieva, como en la calle. ni hay sol, como donde quiera que haya sol.

1.- Sara, ¿estás bien?

2.- Estás gris, como el día

al principio hablaba del tema de forma natural. y la aleatoriedad hacía acto de presencia tan pronto en un sentimiento contenido de rabia como en un torrente lacrimógeno incontrolable. luego pasé al método de un comentario al día con cada persona que sacase la conversación, si es que alguien lo hacía (o si no, ya me encargaba yo "eh, no me preguntas o qué?"). después uno diario, y a quien le tocase escucharlo, allá cuidado, mala suerte. y a veces me veía en la obligación de pronunciar frases como "lo siento, me tengo prohibido hablar del tema". qué imbécil.
ahora llevo unos días que ya ni me molesto. no le veo la utilidad. porque tanto me da lo que digan, como lo que les pueda decir yo.
si aquí lo que cuenta es lo que siento, y eso ni se puede contar ni tampoco escribir. así que no esperes siquiera, hacerte una idea.
lo que es y lo que no es.

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