a veces, por sucesos aislados, descubres cuál es el verdadero miedo de tu vida.
perder.
no valorar lo que tienes hasta que... boom, ya no está. la injusticia divina.
después de la pérdida, ¿qué?
lo primero, sufrir.
lo segundo, llorar.
lo tercero, asimilar.
lo cuarto, asumir.
lo quinto, aceptar.
lo sexto, recapacitar.
y una vez que todos esos pasos han quedado a medias porque nunca dejarás de sufrir y llorar del todo y aunque trates de asimilar y asumir no serás capaz de aceptar, porque las pérdidas infunden un sentimiento inconmensurable de vacío, deberás mentalizarte de que cualquier sentimiento anterior a ese boom ha de ser reconvertido para poder ser útil y darte fuerzas. y verás que todos esos mensajes borrados ya no están para cuando te apetezca leerlos, pero el espíritu de lo que decían sigue estando ahí y seguro que habrá muchos más, incluso mejores; no volverás a oler a tu abuela de cerca ni a entrelazar su mano, pero sentirás su caricia sobre tu piel y su conversación y su aroma más allá de la distancia como un ángel de la guarda.
a veces, por sucesos aislados, siento miedo y me deshago.
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