08 junio 2009

tanta luz

tomar el control de la vida de uno mismo te ofrece momentos de crecimiento personal que yo particularmente no había experimentado hasta ahora. ni leo libros de filosofía, ni me he entregado a la meditación y tampoco he decorado mi casa siguiendo ningún feng shui. simplemente me he hecho consciente de que las cosas pasan y aunque lo sencillo sea entregarse a ellas y que dios reparta suerte, siempre es más constructivo y, a fin de cuentas, lo mejor, sopesar tus propias posibilidades y elegir el camino correcto. es como moderar los comentarios en el blog (alabada sea la posibilidad!). no me dedico a tachar lo que no quiero oir y a dejar que me regalen los oidos, simplemente es darse cuenta de qué es lo que merece la pena en la vida. 
el domingo pasado en el AVE tuve una revelación, y a parte de decidir cambiar algunos aspectos de mí misma que por nada del mundo quiero que estropeen ciertas cosas, me dí cuenta de que la filosofía barata no sirve para nada, que los proverbios y los refranes no son más que excusas que te dices a ti mismo (o que te dicen), para aliviar una situación, pero que en el fondo no solucionan nada y, a la larga, te dejan exactamente igual que estabas. que no, que ya no me convencen los placebos. 
y para muestra un botón: mi última crisis de ansiedad duró tan solo 15 minutos.
felicitadme, no?
y ahorrémonos la grandilocuencia de las moralejas.

1 comentario:

Molko dijo...

Tomar el control de la vida de uno mismo es como comer del Árbol de la Ciencia, o mejor aún, como descubrir cual Skywalker en prácticas el poder de la Fuerza... pero cuidado también la Fuerza tiene un reverso oscuro.

Como siempre, un placer leer tus reflexiones, duras y categóricas a veces, magnéticas siempre.